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Mordhida – The End of the Sitcom [Reseña]

Durante la pandemia, he estado buscando grupos musicales nuevos para escuchar; no solo bandas que no haya escuchado antes, sino que bandas realmente nuevas que estén saliendo ahora ya. Siendo específico, he estado buscando algo que se escape del metal común prefabricado que se compone siempre, el cual hace uso de las mismas fórmulas de cabecera extraídas en mayor medida del Crossover Thrash Metal como Violator o Municipal Waste, del “thrash melódico” de Metallica/Megadeth, o del thrash ochentero más agresivo como Kreator y Sodom. Por un largo tiempo, no consumía bandas nuevas, salvo algunas excepciones, ya que sentía que lo que me llegaba siempre era lo mismo. Como ya se ha podido percibir a simple leída, me he vuelto un auditor exigente; quiero algo con una propuesta nueva, porque banda de thrash que escucho es banda de thrash que suena muy similar a cualquiera de las seis mencionadas con anterioridad. Está bien para bandas que repliquen esa época de la vieja escuela, ya que ese es su objetivo; sin embargo, me tiene un poco aburrido escuchar siempre lo mismo.

Les cuento: hace poco, escuché Mordhida por primera vez y me gustó.

De partida, en lo primero que me fijé fue en el “ataque” que tiene la banda cuando la escuché. El hecho de que el bajo tenga mucho treble hace que este suene metálico, lo cual le da un sello particular a la banda; no obstante, por muy positivo e innovador que sea, no es 100% de mi agrado ¿Saben por qué? Porque en Mordhida, el bajo juega un rol fundamental. Este funciona como una guitarra más. Su digitación y juego en el mástil se me hizo asombrosa, es realmente dinámica, y por eso mismo es porque no me agrada mucho la idea de que tenga mucho treble: porque se me pierde. Encuentro que el conjunto musical carece de frecuencias bajas. Si el bajo tuviera más bass, llenaría esas frecuencias y "correría por otro carril". Esto nos permitiría dintinguirlo de los otros "vehículos" y, por ende, escucharlo mejor. Todo esto en conjunto me produce “sentimientos encontrados”. El bajo es buenísimo, la idea de que juegue al mismo nivel de las guitarras es innovadora, pero siento que el treble lo difumina. Para mí, no le hace justicia.

Siguiendo este orden canónico auditivo, lo segundo que me llamó la atención fue la voz. He escuchado un sin número de bandas cuyos vocalistas empiezan a cantar y me dejan descolocado, esto es, la voz no encaja, "no junta ni pega". Este no es el caso en absoluto, es más, siento que la voz hace juego con el tipo de música que tocan, le viene como anillo al dedo. Es una voz diferente, sí, pero es un diferente positivo. Me explico: no se vuelve repetitiva como las otras bandas de thrash que buscan ser algo como Sodom o Kreator y tratan de imitarlos. Siento hacer mucho hincapié en bandas tan legendarias como las anteriores, pero es que, si ellas no inventaron la "ecuación" agresiva del thrash de los 80, sí que la popularizaron, e incluso, la establecieron como La Fórmula del thrash ochentero. Me alegra que el vocalista de Mordhida no trate de imitar a nadie, sino que se transparente en ello. Su voz aporta en la sinergia de los demás músicos, no resta; tras esta reflexión, se comprende el por qué se me hace original o “rupturista”. La banda en sí tiene muchos cambios, no solo de tempo, sino que también de ritmo y de estilo; es cromática y no se deja encasillar en el género. Vamos, a grandes rasgos se ve que es allí a donde pertenece, pero de una forma singular. Me gusta, me gusta. Encuentro que la propuesta es buena y digerible. Ni hablar de la puesta en escena, el show me parece derechamente impresionante, muy dinámico y original. Es que, de verdad, la originalidad es algo muy presente en esta banda. Las cosas que el vocalista hace en el escenario —en realidad todos los miembros, pero como el vocalista no tiene un instrumento colgado, se le nota más— te mantienen muy pendiente. No puedo decir más que “increíble”, se nota que la pasan bien y que tienen una cierta complicidad.

Hablaría de las letras de sus canciones, pero no las encontré en ningún lado como para leerlas mientras las escuchaba. Me hubiese gustado mucho tenerlas para poder dar mi opinión al respecto también, porque igual forma parte de los cimientos de la composición musical. Algunos dirían que mucho más que el instrumental en sí —me incluyo—.

Sin más preámbulos, me gustó mucho. Cada uno de ellos es un gran músico sin lugar a dudas. Se nota que hay horas de ensayo y esfuerzo detrás, tanto en las composiciones como en la coordinación. Espero que sigan con esa personalidad arriba del escenario, se aprecia bastante. Definitivamente, no se paran a hacer lo mismo que todo el mundo. Aún no tengo tema favorito, pero cuando sonó "I'm free, I'm now", dije “guau”, y no “para representar el ladrido del perro” como dice la primera acepción de la RAE (2021), sino que “para expresar admiración o entusiasmo”, su segunda acepción.

Redacción: Aegis-

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